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Dos puntos por ojos y un trazo para contar el mundo

Nació en Bélgica un 22 de mayo de 1907, apenas con el despuntar del nuevo siglo; es probable que el nombre Georges Prosper Remi todavía no le diga mucho.  Dibujante y creador de viñetas, más conocido por el seudónimo artístico de Hergé, por ser esa la pronunciación en francés de sus iniciales en orden invertido (R.G. Remi + Georges). Pero sí usted como yo no llega todavía a identificarlo, ¡estoy seguro de que este nombre sonoro y melodioso lo ubicará, Tintín!

Hergé fue el creador de Las aventuras de Tintín en 1929, que hasta el presente continúa ejerciendo una influencia singular en el mundo de la historieta. Además de esta serie, Hergé creó otras con diferentes personajes, entre las que cabe destacar: Las aventuras de Jo, Zette y Jocko, Quique y Flupi, entre otros.

De nuestro personaje de párvulo se conservan sus primeras líneas, unos cuadernos escolares donde apenas unos trazos bizarros se asomaban.  En las primeras y últimas páginas del cuaderno escolar se aprecian algunas imágenes no muy definidas de sus recuerdos de infancia de la Primera Guerra Mundial. Aquella forma de expresión más definida y elaborada, serán su sello distintivo para referirse al mundo y sus contradicciones.
Autodidacta, el arte del dibujo no se lo proporcionó una academia, sino la persistencia, la constancia de mejorar, de juntar y coleccionar recortes de prensa y de revistas, para dibujar el mundo del siglo XX, que pronto expresará a través de gráficos y viñetas.

De formación conservadora y católica, Hergé tendrá para su oficio una disciplina de Boy Scout que lo conducirán a producir unos 23 libros en 43 años y traducidos a más de 58 idiomas.

En sus obras, Hergé resalta y da vida a través de su personaje de Tintín a su alter ego, como él mismo lo afirmaría a través de un documental cinematográfico: “Encuentro que Tintín es una suerte de proyección de mí mismo, al igual que mis personajes.” Podría decirse que su obra contiene 50 años de historia del siglo XX, donde:  dictadores, científicos sin ética, maleantes del orbe, injusticias locales y pillajes universales, se enfrentaran a la sempiterna juventud del inquieto Tintín, que en compañía de su perro Milú, enfrentarán la injusticia y los vericuetos de la política y las decisiones de la demencia colectiva, expresadas en dos guerras mundiales.

Sus contenidos y posiciones gráficas lo llevaran como un péndulo a ser señalado, de colaboracionista nazi, al de defensor de las culturas indígenas y aquellas más australes y marginadas.

Antes de la aparición de la saga de James Bond, era Tintín, el reportero sin medio y sin visa quien se adentraba en los laberintos del mundo contemporáneo: El País del Oro Negro, una saga que explora el complot y el mundo árabe; Tintín y los Picaros, relato gráfico que para algunos recrea las dictaduras de América Latina, Centroamérica y el Cono Sur o Tintín en el País de los Soviets y muchos otros por leer y explorar.

Llega la década del sesenta y Hergé ya distante de los complots colaboracionistas inicia un proceso de efervescencia y esplendor, sus libros se venden por doquier, autor y personaje se convierten en memoria y culto, sus obras se expanden y distribuyen por diversos países y culturas. Se inicia un periodo de realizaciones cinematográficas de sus sagas. Muchos afirman que las historias de Hergé no incursionan en el cine, sino que éste siempre, ha estado inmerso dentro de aquel. Son numerosos los análisis y los libro que otros autores han desarrollado sobre la obra  de Hergé y su simpático Tintín, el de los ojos impenetrables y lívidos, conformados por dos puntitos  que no se abren ni se cierran, de la misma manera como el agente de la corona actúa impoluto frente al peligro, al riesgo o a la muerte.

En 1983 con el siguiente titular, el diario El País de España registró la muerte de Georges Prosper Remi: Murió Hergé, creador del intrépido periodista Tintín, héroe de jóvenes de siete a 77 años de edad. Bélgica se entristeció ayer ante el anuncio de que, en la clínica de San Lucas, de Bruselas, había muerto, a los 75 años de edad, uno de sus ciudadanos, Georges Remi, alias Hergé, creador de este héroe de los comics. Tras él, Hergé ha dejado un imperio en marcha.”

En el libro Tintín-Hergé: Una Vida del Siglo XX, el escritor Fernando Castillo Cáceres, su autor recorre las influencias que pudieron rodear el universo grafico del creador de Tintín. El humor caustico de Hernández y Fernández, gemelos investigadores que apenas los diferencia el toque final de sus bigotes, pero condenados por un destino gemelo al fracaso.

Con posterioridad a la muerte de Georges Remi se han publicado nuevamente sus historietas, se han hecho retrospectivas de exhibición de su planchas originales, como la realizada por el Museo “Grand Palais” de Paris, en el 2016, y en la ciudad de Brujas, Bélgica, donde se ha creado un museo permanente de sus creaciones y objetos más apreciados: su primeros cuadernos, sus planchas originales y todas aquellas cosas del hombre que contó parte de las rarezas del mundo a través de los  únicos ojos cerrados, por donde creador y creación avizoraron el mundo, los ojos de Tintín y de su incondicional e inseparable amigo Milú.

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